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PANELES

ESQUEMAS E IMÁGENES

 

Masterplan Laderas y Huertos del Conquero, Huelva

2017. 2º PREMIO CONCURSO DE IDEAS PARA EL MASTER-PLAN DE LAS LADERAS  DEL CONQUERO (HUELVA)

Co-autor con:

Eduardo Omar Novo Negrillo (Arquitecto)

Luís Gómez Lanza (Arquitecto)

Realizado en colaboración con:

Jorge Novo Negrillo (Hidrogeólogo)

Francisco Alvarado Cortés (Arqueólogo)

Pedro García-Orta Perles (Ingeniero de Montes)

La identidad física de Huelva viene dada principalmente por dos elementos que la definen paisajísticamente; el estuario de los ríos Tinto y Odiel y los cabezos. Sin embargo, la relación de la ciudad con estos dos elementos, que dotaban a Huelva un carácter singular y reconocible, se ha ido desdibujando y el núcleo urbano ha ido perdiendo el contacto con los mismos, marginándolos y abandonándolos como de “trasera de la ciudad”.

 

Esta desvinculación con estos potentes condicionantes orográficos han generado un problema a la hora de la ciudad relacionarse con su entorno físico. Para recuperar un desarrollo armónico de la ciudad, sería de extrema importancia recuperar la relación con ellos y convertirlos de nuevo en protagonistas de su estructura urbana.

 

En el siglo XX se produce un crecimiento exponencial en el número de habitantes de la ciudad pasando de 20.000 habitantes en los inicios de siglo, 60.000 habitantes a mitad del mismo, incrementándose esta cifra hasta los casi 150.000 en el año 2000. Así Huelva se vio obligada a crecer muy rápidamente para acomodar a toda esta población; debido a la imposibilidad de crecer hacia la ría debido la localización de la vías de ferrocarril, lo hizo hacia el interior donde se encontraban los cabezos.

 

El crecimiento se organiza en tres ejes que aún a día de hoy siguen ordenando la ciudad. El eje que corre paralelo al Odiel desde el centro a la orden, el eje que corre paralelo al Tinto uniendo el centro con Fuentepiña, y el eje central que salía de la calle San Sebastián y que continua hacia la avenida de Andalucía.

 

Debido a este rápido crecimiento y a una perspectiva desarrollista se interpretan los cabezos como un impedimento al crecimiento de la cuidad y empiezan a desmontarse o bien construir bloques de edificios directamente contiguos a sus laderas quedando estos ocultos e inaccesibles.

 

Los que no se desmontan se dejan abandonados generando una ciudad que se desarrolla en tres líneas prácticamente inconexas hasta finales de siglo y entre ellas quedan huecos como el parque Moret. Estas zonas no se potencian como parques y se tratan por parte de las administraciones públicas como terrenos de escaso interés. Huelva se encuentra salpicada en lado oeste (considerando la Av. de Andalucía como eje central) de espacios verdes no cualificados. Estos espacios están llenos de potencial paisajístico, patrimonial y sentimental.

 

Esto ultimo es importante, ya que a pesar de que hayan sido espacios abandonados por las administraciones públicas la población onubense siente una gran vinculación con los cabezos, considerándolos parte de nuestra identidad.

 

Fue a finales del siglo XX y más intensamente durante el boom de la construcción de la primera década del siglo XXI cuando se produce posiblemente la mayor destrucción de los cabezos. Se decide en vez de integrarlos en la cuidad hacer tabula rasa destruyendo para siempre parte de la identidad de la cuidad.

 

Por citar algunos de ellos tenemos el parque Alonso Sánchez, el cabezo de la Joya, el cabezo de San Sebastián, Hipercor, las viviendas en herradura en San Antonio y por supuesto, el último despropósito, que fue desmontar parte del cabezo De San Pedro para la construcción de viviendas en la calle Aragón.

 

Es este último caso especialmente lesivo para la cuidad y su patrimonio histórico, afectando a lo que es el núcleo fundacional de la ciudad y destruyendo un respiradero del acueducto romano. Además, altera muy nocivamente una de las perspectivas más reconocibles de la cuidad que es la vista de San Pedro desde la calle La Palma. La desgraciada crisis que hemos sufrido en la última década si tuvo algo positivo fue

la paralización de un modelo urbanístico que hubiera hecho irreconocible nuestra ciudad de una manera irrevocable. Ahora tenemos una segunda oportunidad, si bien los espacios anteriormente comentados ya no son recuperables, aún hay espacios a recuperar.

 

Contrarios a la idea de esconder los cabezos o desmontarlos creemos que Huelva debe desarrollar el valor paisajístico y ecológico de los mismos y creemos que este proyecto debe ser una primera piedra para un cambio de perspectiva en la relación de la ciudad con su orografía.

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